martes, 17 de febrero de 2015

PARTE 1. CAPÍTULO 3 "Otro paso"

El doctor retira la pequeña linterna de mi cara. La luz intensa desaparece pero sigo sin mi visibilidad, todo lo que veo son parches blancos y grises.
-El primer signo de vida.-anuncia el doctor satisfecho con lo dicho.
Mis padres y Daren siguen paralizados, mirando al doctor casi como si no entendieran lo que escuchan.
-Es una buena noticia.-dice como consecuencia de la poca efusividad demostrada por mis padres.
Mi madre suspira profundamente y observo como una lágrima se desborda de su lagrimal. Mi padre se acerca más a ella y la abraza con ambos brazos.
Daren que sigue sin movilidad, se limita a sonreír.
-Es una expulsión de líquidos, pero es también un signo positivo-sigue informándonos el doctor.
Veo a mis padres sonreír por primera vez desde hace meses. Eso me parte el corazón. Se merecen ser felices.
Felicidad. Es una palabra que creí que nunca más iba a escuchar o sentir.
El doctor se acerca hacia ellos, lo que me dificulta la compresión de lo que dice. Apoya una mano en el hombro de mi padre.
-No quiero darle falsas ilusiones.-dice a media voz.
Carraspea para aclararse la garganta y prosigue.
-Es verdad que Alejandra ha mostrado un signo de vitalidad, y eso es una notable mejora-vuelve a apoyarse en su anterior discurso.-Pero eso no quita la posibilidad de que nunca llegue a despertar.
Mi madre agarra la mano de mi padre y asiente con la cabeza. Mi padre y Daren sólo hacen mirar y escuchar al doctor.
-No sabemos si seguirá progresando o se quedará estancada.-informa.- Cada caso, cada persona es diferente.
Daren se limpia las manos de sudor en sus pantalones y trata de hablar, esta vez intentando controlar su voz para no tartamudear.
-Yo sé cómo es Alex-dice susurrando.-Alex es fuerte y luchadora.
Sus palabras me llegan hasta tal punto que siento las ganas de derramar un millón de lágrimas más.
Veo como Daren se vuelve cada vez más colorado. Sus mejillas están encendidas y tiene las manos cerradas en un puño.
-Alex saldrá de esta.-dice con los dientes apretados, haciendo que se le defina el contorno de la mandíbula.- Tiene que hacerlo, tenéis que hacerlo.
Esta vez, mira desafiante al doctor.
-Nosotros hacemos lo que podemos.-dice este defendiéndose tras la amenaza.
Mi madre vuelve a mirar a Daren con ojos preocupados. Él coge su chaqueta del sillón y se marcha a paso ligero por la puerta.

A sido como darle un caramelo a un niño para después robárselo.
Vaya. Yo pensaba que lo peor de estar en coma es que no podías moverte, pero estaba equivocada.
Lo peor de estar en coma es todo el daño que les haces a las personas a las que quieres. Se desgastan poco a poco igual que yo, con roces, pequeños roces que al final hacen grandes quemaduras.
Y lo peor es no poder evitarlo.

Los días pasan como siempre lo han hecho, iguales, irregulares y aburridos. Hace más de una semana que nadie viene a visitarme excepto mis padres.
La verdad que nunca pensé que esto iba a ocurrir, mis amigas ya ni siquiera se preocupan por mí, mi supuesto "novio" o "ex-novio" solo vino para dejarme y besarme después... Estoy completamente y literalmente sola.
Siento como mi vida se hunde por momentos. Habrá algún momento cuando ya ni siquiera mis padres de acuerden de mí. Llegará el momento en que tendrán que dejarme ir si no despierto de este maldito coma.
Siempre me he preguntado que habrá en el más allá, quiero decir, una vez que mueres y supuestamente tu alma se va al “cielo”, ¿Qué es de ti? ¿Llegas a algún sitio? ¿O, simplemente estás muerta?
Son preguntas que me recomen la cabeza porque sé que estoy a un paso de saber la respuesta.

Mi madre aparece por la puerta de la habitación al día siguiente. Lleva el pelo recogido en una coleta, haciendo que los rizos desaparezcan. Tiene un fichero gris en la mano donde se puede leer la palabra “Resultado” remarcada con un subrayador.
Mi corazón empieza a acelerarse, ya que es la cosa más emocionante que me va ha pasar en esta toda esta semana, y puede que en lo que queda de mes. Me va a decir los resultados de las pruebas que me hicieron hace cuatro días.
La emoción comienza a aparecer, dejando tras ella cosquillas en la boca del estómago, como mariposas, como los nervios que te entran antes de quedar con un chico. Como los nervios que tuve antes de aquel día...
Me pasé la mano por el pelo para peinarme ya que el viento se había encargado de desordenarlo. Al hacer ese gesto me di cuenta del temblor que se apoderaba de mis manos. Las junté de golpe y me las llevé al a boca para calentarlas un poco con el vaho, aun así sabía que el temblor no iba a disminuir, ya que no temblaban del frio.
Hayley me frotó la espalda con un mano y me besó la frente. Me giré hacia ella y suspiré profundamente.
-¿No es demasiado pronto?-pregunté con voz ronca.
-No.-contestó Hayley.-Habéis quedado a las siete, ¿no?
-¡No es eso, tonta!-dije riéndome más de la cuenta debido a los nervios.
Hayley pareció confusa pero tras unos segundos se percató del verdadero significado de mi pregunta.
-Alex.-dijo cogiéndome de los hombros.-No se trata de tiempo, se trata de si de verdad quieres hacerlo y de si de verdad él es la persona adecuada.
Miré hacia abajo avergonzada de mí misma por la pregunta.
Hayley me abrazó apoyó su cabeza sobre mi hombro.
-¿Tú estás segura?
-No lo sé.- el labio me tembló al contestar y eso se notó también en la voz.
-Pues si tu no lo sabes, yo menos.-dijo riéndose para quitarle importancia al asunto.
Se despegó de mí, pero conservó sus manos sobre mis hombros.
-¿Le quieres?
La pregunta me cogió desprevenida. ¿Le quiero? Sí, supongo.
-Sí.-contesté.- Pero sé que no es el amor de mi vida.
-No te estoy diciendo que sea el amor de tu existencia, sólo basta con quererle.-dijo Hayley rozando mi mejilla con su mano derecha.
Esta vez fui yo quien empezó el abrazo entre nosotras. Rodeé su cintura con mis brazos y la traje hacia mí. Enterré mi cara entre su pelo y el olor floral de su colonia me envolvió.
¿Le quiero lo suficiente?
Oí su moto viniendo desde varias manzanas más alejadas desde donde nos encontrábamos. Mis músculos se contrajeron más aún.
Hayley se alejó un poco más de mí para luego volver a acercarse hacia mi oído.
-Si pasa algo, llámame.-dijo susurrando con los ojos abiertos de par en par.
No entendía. Y Hayley debió darse cuenta porque añadió:
-Ya sabes, Alex, si Daren te obliga hacer algo que no quieras...-Hayley parecía incómoda, y yo también.
-No pasará eso.-le corté.
-Por si acaso.-Hayley me cogió la mano.-Llámame, por favor.
Asentí con la cabeza y Hayley me dio un último abrazo antes de que Daren apareciera con su moto. Era una enorme moto blanca y plateada decorada con una raya turquesa en el lado derecho, a juego con su casco.
Daren se bajó de la moto y se quitó el casco turquesa, dejando a la vista su piel morena, su pelo claro y sus maravillosos ojos verdes.
Mi estómago dio un vuelco y sentí cosquillas en él. Como si tuviera mariposas atrapadas allí.
Sí, sí le quería. Estaba deslumbrante.
Se dirigió hacia mí, que aún seguía petrificada en el mismo sitio, y me dio un beso en los labios. Me sonrojé al tiempo que miraba a Hayley. Odiaba mostrar mi amor hacia Daren delante de las gente.
-¿Vamos?-me preguntó Daren, moviendo su cabeza en dirección a su moto.
-Vamos.
Me despedí de Hayley, la cual estaba con una sonrisa de oreja a oreja, y me subí en la moto con ayuda de Daren.
Me coloqué el casco y la moto comenzó a vibrar. Eché una última mirada a Hayley y sonreí. La moto empezó a andar y desapareció por la calle.
El viento me despeinaba y me secaba las manos entrelazadas alrededor de la cintura de mi novio. Respiré profundamente deseando que los latidos de mi corazón se ralentizaran. La adrenalina se derramaba por mis venas. Cerré los ojos y disfruté del momento.
Al fin la moto dejó de vibrar y hacer aquel horroroso ruido.
Abrí los ojos y vi un descampado verde con flores asomadas entre la hierba. En medio de este, un pequeño mantel amarillo descansaba contrastando con los colores del paisaje. Divisé una pequeña cesta blanca.
Me bajé de la moto cuidadosamente y Daren aparcó la moto.
Algo me rozó la cintura. Me giré y Daren se encontraba a escasos centímetros de mí.
-¿Te gusta?-me preguntó rozando sus labios en mi oreja.
-Mucho.-dije rodeando su cuello con mis brazos.
Me puse de puntillas y le besé. Posó sus manos en mi cintura de nuevo y me atrajo más hacia él.
-Te quiero.-me dijo con sus labios aún en los míos. Su aliento cálido me rozó la mejilla. El vello se me erizó y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.
-Y yo a ti.-le dije observando sus increíbles ojos verdes. Podía perderme en ellos.
Enamórate de sus ojos -me dijo una vez mi madre- es lo único que no envejecerá” y lleva toda la razón.
Y así, mientras le observaba sus ojos, me cogió entre sus brazos y me arrastró hasta el pequeño mantel amarillo. Apartó la cesta blanca con un manotazo, haciendo que los sándwiches del interior se esparcieran por el césped.
-Daren-le llamé aún con los labios entre los suyos.-Yo no sé...
Me volvió a tapar la boca con la suya dejándome sin habla. Así que me aparté de él para volver a decírselo.
-Daren, no sé si estoy preparada.
Daren se quedó petrificado y me miró a los ojos. Sus ojos seguían siendo los mismo, eran verdes, pero algo había cambiado, algo casi insignificante.
-Claro que estás preparada.-me dijo entre una sonrisa.
Se notaba que era una sonrisa falsa, no tenía ganas de reírse, ni mucho menos. Era una sonrisa para tranquilizarme.
Volvió a posar sus carnosos labios en los míos. Y su mano recorrió toda mi cintura, hasta llegar a la parte delantera de mis pantalones.
Le cogí la mano para detenerla antes de que desabrochara el botón. No lo estaba. No estaba preparada.
-De verdad, Daren, lo siento.-dije mientras me apartaba.
-Pero ¿Por qué?-preguntó, esta vez sin una sonrisa, más bien una mezcla entre desesperación y confusión. -¿Ya no me quieres?
¿Qué?
-Claro que te quiero.-dije rápidamente.
-Entonces estás preparada.
Daren desabrochó el botón de mi pantalón y me presionó con su cuerpo hacia el suelo. Sentía la hierba pinchándome la espalda mientras él me quitaba la camisa.
-No.-volví a decir entrecortada.
Un sollozo salió de mi garganta pero él pareció ignorarlo.
Las piernas me temblaban junto con las manos. Intenté apartarme una y mil veces, pero Daren me tenía presionada con su cuerpo. Así que no forcejeé más, y dejé pasar lo que ya sabía que iba a pasar desde un principio.
Y así sucedió. Después de ese día, Daren se disculpó por haber sido tan insistente, y como si nada, volvió a actuar con normalidad. Tras una semana molesta con él, decidí perdonarle.
No se lo conté a nadie, ni siquiera a Hayley.

Mi madre carraspea para aclararse la voz.
-Alex, aquí están los resultados.-dice moviendo la mano en el aire con el fichero dando bandazos.
Sigue andando hasta sentarse en mi cama, justo al lado mía. Abre el fichero y comienza a leer interiormente. Me coge mi mano y la agarra entre las suyas. Sonríe y asiente.
-Sí, Alex, estás bien por ahora-dice suspirando- no hay síntomas de nuevos traumatismos.
Se agacha para besarme la frente. Anhelo sentir sus fríos y cortados labios posarse sobre los míos, sé que están, pero no los siento.

-Sigue así, cariño.-susurra, se levanta y desaparece por la puerta.

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